A la sombra de una ramada, a la espera del viajero hambriento, el mortero constante preparaba la pasta de choclo. Tradición del verano, el maíz ha sido desde tiempos prehispánicos el sustento de los habitantes de Chile y hoy comparte plato con otros ingredientes en lo que podríamos denominar una cocina criolla, que se forma por la lenta cocción de las tradiciones locales e hispanas, con una pizca de otras influencias europeas.
El Museo San Francisco ha seleccionado, para celebrar la cocina chilena, un conjunto de objetos que hablan de ese caldo de tradiciones vivas, desde los primeros instrumentos de piedra hasta la paila de cobre usada para preparar los platos, mostrando cómo vivíamos en la colonia -y antes- eso que todavía celebramos durante estos calurosos meses estacionales.
En la imagen:
Anónimo mapuche
Tranantrapiwe o mortero mapuche
Siglo XVIII
Madera tallada
Anónimo local
Mortero de piedra europeo
Siglo XVIII
Piedra caliza esculpida
Anónimo local
Paila de cobre
Siglo XVIII
Cobre martillado y repujado